UN AÑO MÁS
Y otra vez llegó diciembre,
un año más que pasa, un año más que vivo,
un año más que pasa, un año más que vivo,
un año más que muero.
Porque yo nací en diciembre.
Un mes lleno de alegrías y de tristezas.
Para algunos muchos regalos, y
para otros pobreza.
Y no hablo de dinero, de mariscos y champagne,
hablo de amigos, de familia y de los que ya no están.
Cuando somos niños vivimos este mes con alegría.
Adoramos a Papa Noel, a Los Reyes magos y a la Virgen María.
Cuando crecemos y tenemos hijos
disfrutamos de estos días
saliendo a ver belenes, visitando centros comerciales y dándoles caprichos.
Nuestros hijos crecen, y pasan de tradiciones,
¡Yo quiero irme de viaje,
Para eso estoy de vacaciones!
Y no les falta razón, a fin de cuentas...Qué es la Navidad?
La hemos convertido en salir de compras, comer y gastar.
Nadie se vuelve bueno de repente porque es Navidad,
y aunque así fuera, de que sirve ser buena persona una vez al año,
si el resto de los días desprendes maldad?
De nuevo hacemos planes, nos marcamos metas,
como dejar de fumar, salir a correr, o hacer dietas.
Esto nos dura cuatro días,
en cuanto pasa reyes,
desmontamos el árbol y el Belén
y nos vamos de rebajas
porque aunque no tengamos dinero,
gastar se nos da muy bien.
Nos quejamos de la cuesta de enero, mientras renovamos nuestro fondo de armario.
En febrero habrá que apretarse el cinturón,
porque no nos subieron los salarios.
Y la historia se repite un año tras otro,
cenas y comidas con familia y con amigos
¡A mi el año que viene no me pillan,
Vaya gasto y vaya rollo!
Pero de nuevo llega diciembre
y sin darnos cuenta, ya estamos metidos en el embrollo.
Vamos a poner dinero para la lotería,
que este año nos tiene que tocar,
y el día 23, no venimos a trabajar!
20€ por aquí, otros 20 por allá,
sin darnos cuenta, entre loterías, cenas y regalos,
la paga extra se nos va.
Y así empezamos otro año,
y enseguida llega la Semana Santa,
el verano y otra vez la Navidad.
Porque es lo tiene diciembre,
que aunque sea el último mes del año, y en enero nos parezca tan lejano, los años pasan sin pedir permiso, y esa es la única verdad.
Porque yo nací en diciembre.
Un mes lleno de alegrías y de tristezas.
Para algunos muchos regalos, y
para otros pobreza.
Y no hablo de dinero, de mariscos y champagne,
hablo de amigos, de familia y de los que ya no están.
Cuando somos niños vivimos este mes con alegría.
Adoramos a Papa Noel, a Los Reyes magos y a la Virgen María.
Cuando crecemos y tenemos hijos
disfrutamos de estos días
saliendo a ver belenes, visitando centros comerciales y dándoles caprichos.
Nuestros hijos crecen, y pasan de tradiciones,
¡Yo quiero irme de viaje,
Para eso estoy de vacaciones!
Y no les falta razón, a fin de cuentas...Qué es la Navidad?
La hemos convertido en salir de compras, comer y gastar.
Nadie se vuelve bueno de repente porque es Navidad,
y aunque así fuera, de que sirve ser buena persona una vez al año,
si el resto de los días desprendes maldad?
De nuevo hacemos planes, nos marcamos metas,
como dejar de fumar, salir a correr, o hacer dietas.
Esto nos dura cuatro días,
en cuanto pasa reyes,
desmontamos el árbol y el Belén
y nos vamos de rebajas
porque aunque no tengamos dinero,
gastar se nos da muy bien.
Nos quejamos de la cuesta de enero, mientras renovamos nuestro fondo de armario.
En febrero habrá que apretarse el cinturón,
porque no nos subieron los salarios.
Y la historia se repite un año tras otro,
cenas y comidas con familia y con amigos
¡A mi el año que viene no me pillan,
Vaya gasto y vaya rollo!
Pero de nuevo llega diciembre
y sin darnos cuenta, ya estamos metidos en el embrollo.
Vamos a poner dinero para la lotería,
que este año nos tiene que tocar,
y el día 23, no venimos a trabajar!
20€ por aquí, otros 20 por allá,
sin darnos cuenta, entre loterías, cenas y regalos,
la paga extra se nos va.
Y así empezamos otro año,
y enseguida llega la Semana Santa,
el verano y otra vez la Navidad.
Porque es lo tiene diciembre,
que aunque sea el último mes del año, y en enero nos parezca tan lejano, los años pasan sin pedir permiso, y esa es la única verdad.
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